Mi primera 4K

Mi primera 4K

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Ayer corrí mi primera 4K. Se trataba de la carrera de la mujer, que se organiza todos los años en la ciudad donde vivo a principios de este mes por ser el más próximo al día 8 de Marzo (día de la mujer trabajadora), con motivo de recoger fondos para la Asociación Española Contra el Cáncer y apoyar a todas esas mujeres que están luchando o han luchado contra esta dura enfermedad.

Yo me sentí muy emocionada durante toda la carrera y tremendamente feliz después. Este último mes ha sido especialmente duro y he tenido la sensibilidad a flor de piel, así que ha sido todo una explosión de emociones maravillosas.

La carrera era muy importante para mí porque era mi primer dorsal. Nunca había corrido en ninguna competición antes y todo me resultaba novedoso.  No llevaba un equipamiento profesional, incluso la sudadera era del congreso de Nueva York del año pasado. Sí que había comprado unas zapatillas nuevas, las de la foto, para que al menos que la pisada fuera de calidad 😉

En cuanto dieron el pistoletazo de salida empecé a correr a lo Forrest Gump, abriéndome hueco entre la muchedumbre. Para motivarme pensaba en todas las luchadoras, las que luchan contra el cáncer sí, pero también las que luchamos contra la infertilidad. Corría y corría, imaginándome llevando un mensaje a mi espalda:  #infertilpandy. No me podía detener, porque pararme significaba rendirme. Necesitaba sentir que podía conseguirlo, que el esfuerzo siempre tiene su recompensa, SIEMPRE.

Sentir que otros me miraban con admiración  como toda una campeona valiente hizo subir mi autoestima. Me emocionó enormemente ver a mi madre vencer su timidez y gritar para darme ánimos, la sonrisa de satisfacción de mi padre y encontrarme a M sorprendido porque llegaba antes de lo esperado.

Llegué a meta en la posición 110 de un total 1500 corredoras. 23’25». ¡¡¡¡¡Yuhu!!!!!

Nunca imaginé que me iba a gustar tanto correr una carrera ni que me fuese a dar semejante subidón de autoestima.

«El cuerpo no tiene límites, la mente le pone el límite.»  A. Einstein

 

Comilona y caminata

Comilona y caminata

El sábado había planificada una macro comida familiar con la familia de M. En otros posts he comentado que me cuesta mucho asistir a eventos de esta índole, sobre todo en los que hay grandes familias con muchos niños, pero estoy intentando salir de mi aislamiento social poco a poco, y me he propuesto una serie de pasos para conseguirlo, así que, pese a que no era mi plan perfecto, decidí dejarme ver por allí.

Hubo mucha gente, niños correteando, fotos ¡PA-TAAA-TAAAA! y hasta me hicieron repasar  el cuaderno con el árbol genealógico en el que se mostraba la buena fertilidad de la familia que aseguraba un futuro lleno de sanos descendientes. Sí que noté que me puse un poquito triste, sobre todo a partir del café, pero el balance lo califico de positivo porque gestioné bastante bien los pensamientos y las emociones, sobre todo antes y después del evento.

Lo diferente de esta vez respecto a otras ocasiones es que conseguí minimizar los pensamientos previos anticipatorios:

  • Me voy a poner triste.
  • Lo voy a pasar mal.
  • Me tendré que morder la lengua para contener las emociones y no soltar la lagrimita.
  • Me preguntarán que por qué no tenemos hijos todavía.
  • Los abuelos no pararán de decir lo felices que son con sus nietos y yo pensaré que no voy a ser tan importante como mis hermanos para mis padres porque no les voy a dar ningún nieto.

Y también busqué una actividad motivadora para el día siguiente que me recomendó una psicóloga: el contacto con la naturaleza. De esta manera liberaría endorfinas y conseguiría cambiar rápidamente de contexto.

El domingo nos fuimos de excursión por el Pirineo Aragonés, en el Valle de Benasque. Partimos del Valle de Estós y subimos hasta el Ibonet de Batisielles y el Ibón de la Escarpinosa. Una caminata de unas 2 horas y media de subida y otro tanto de bajada. Distancia: 5,8 km. Desnivel: 717metros.

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Fue maravilloso perderse por el bosque de hayas, la recompensa de llegar a la cima después de haber sudado la camiseta, el sentirme minúscula entre gigantescas montañas, sentir el agua helada de los riachuelos, saborear el bocadillo después del esfuerzo y hacer bonitas fotos. Por supuesto que lo repetiremos.

ANTES: Conseguí no anticiparme ni preocuparme.

DESPUÉS: Conseguí no lamentarme.

Mens sana in corpore sano

Mens sana in corpore sano

La primera cosa que hice cuando me enteré de que no estaba embarazada (una vez que terminó el llanto desconsolado) fue abrirme un refrescante botellín de cerveza bien frío. A la mañana siguiente,  M y yo salimos con nuestras bicicletas hasta un Santuario que hay cerca de mi ciudad.  Echaba muchísimo de menos hacer deporte.

Lo curioso es que soy una persona que reconoce que no le gusta hacer deporte. Bueno, eso tampoco es verdad, no me gustan la mayoría de los deportes, salir en bicicleta o hacer caminatas por el campo o la montaña sí me gusta. Entonces, ¿cómo lo echaba tanto de menos si no me gusta hacer deporte?

Cuando pienso sobre esto me pregunto si a la gente que reconoce ser un apasionado del deporte lo que realmente le gusta es el deporte en sí o lo bien que uno se siente después de practicarlo. ¿puede ser que a alguien le guste sufrir por el esfuerzo, sudar, pasar sed, cocerse de calor en verano y congelarse de frío en invierno o tener el corazón a 180 pulsaciones/minuto? Si es así, lo respeto pero no lo comprendo.

A mí lo que me gustan son las sensaciones buenas que me produce el hacer deporte: sentir que cada día estoy más fuerte y me supero, que hago deporte regularmente y eso es bueno para mi salud, que soy capaz de correr durante 40 minutos sin tener agujetas al día siguiente, que subo ágilmente las escaleras de casa de mis padres cuando se estropea el ascensor, que puedo aguantar una caminata de montaña de 8 horas sin sufrir. Me encanta la sensación de beber un vaso de agua fresquita cuando vuelvo de correr, la ducha refrescante que le sigue y el saborear después una cena saludable sabiendo lo bien me la he ganado. Me gusta sentirme en forma.

Necesito el deporte, me motiva, pone en movimiento el resto de aspectos de mi vida. Ya hace más de 10 años que no he dejado de practicar deporte de forma regular: running, natación, aquagym, step, aeróbic, spinning, bicicleta de montaña, caminatas, bailes de salón y latinos. El reloj biológico para deporte es uno de los relojes biológicos que hago funcionar muy bien ahora que soy joven y no tengo hijos que copen todo mi tiempo. Aunque no tengo intención de dejar de hacer deporte nunca (espero no tener que detener ese reloj jamás), he de aprovechar ahora que mis huesos, músculos y articulaciones me permiten hacer todo aquello que me produzca esa sensación placentera de sentirse en forma.

Para este año me he puesto como objetivo el entrenarme para correr una 10Km. Tengo que ir parando intermitentemente, según lo requieran los ciclos de los tratamientos de fertilidad, lo que me hace perder un pelín de forma en el intervalo durante el que estoy en stand-by, pero al menos, tras el negativo, retomo mi rutina para conseguir mi objetivo, una meta que con esfuerzo podré llegar a alcanzar.

Hoy nos vamos de vacaciones a la Costa Brava. Espero que M y yo podamos salir a correr por la playa y que las olas y la brisa del mar nos acompañen. Lo disfrutaremos, porque somos unos luchadores y nos lo merecemos.